"yo estoy siempre pensando pero no sé en qué"
Nacho, niño pensante, 7 años
El gusto por ejercitar el pensamiento, por alimentarlo, a lo largo de los años se llama Educación. Cuando tu interés es mucho puedes incluso llegar a las puertas de la Universidad. Hasta hace poco esto era relativamente fácil, sin ser barato, no era prohibitivo. Ahora se ha convertido casi en una hazaña.
Pensar no está de moda, o mejor dicho, no sale a cuenta cuando lo que se busca es doblegar conciencias y domesticar ciudadanos que no se cuestionen nada, ciudadanos que acaten y sustenten el sistema sin rechistar. El estudio, la educación, el pensamiento, en este caso hacen un flaco favor a la causa, les desmonta el chiringuito ya que un ciudadano instruido es un ciudadano difícil de convencer si no es con el razonamiento lógico ...en "diferido" o en directo.
A lo que iba, pensar se paga caro estos días y la educación que pretende mimar el pensamiento sin distinción de clase se la juega. Cuando ya consigues completar tu formación no hay salida, la salida la han cerrado, está presa del capital.
Sin alternativas los profesionales mejor preparados, los universitarios recién licenciados, se ven obligados a irse del país asfixiados y humillados por un sistema ciego y cautivo del poder financiero. Se nos va el pensamiento y nos quedamos en cuadro. España es como esa madre de antes que veía como su hija se iba a trabajar al cortijo para tener mejor futuro a sabiendas que tendría que dar ciertos servicios especiales al Señorito.
El cortijo en este caso serían estos países tan “avanzados” que saben que sin un buen potencial profesional no se prospera y no se mantiene uno a la cabeza del mundo. Lo reconocen sin rubor necesitan mano de obra cualificada y la consiguen. Mientras nosotros aquí nos retrotraemos 30 años y volvemos a situarnos en los 70 cuando este país babeaba ante los adelantos del extranjero.
Aún así alguno de los buenos dejan que nos lo quedemos y sigue habiendo gente como el que cierra este post, un ser pensante absolutamente maravilloso que con su sola presencia redime a este país del descerebramiento.
El momento que hoy traigo aquí es uno de mis favoritos (entre los muchos que ha tenido y tiene) quizá porque también hace un mes que me quedé en el paro y entiendo muy bien todo lo que dice aquí, lo siento mío. Los que me conocéis sabéis que no podía ser de otra manera, tenía que estar de este lado. Y, como él, también digo gracias a todos los que me habéis abrazado cuando mis piernas temblaban.