Cabecera

"No hay barrera, cerradura, ni cerrojo
que puedas imponer a la libertad de mi mente"

Virginia Woolf

domingo, 13 de diciembre de 2015

...y de repente el Aleph


….Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, ……….vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.” El Aleph, Jorge Luis Borges


Que la realidad supera a la ficción, le da cien vueltas y la deja corta, eso lo puedo afirmar y demostrar cuando queráis. Llega el momento de rendir cuentas en esta bitácora (que tengo tan abandonada y que echo tantísimo de menos) de este año que se presumía peligroso y difícil. Lo ha sido, lo es.

Digamos que me dispuse a sacar adelante un negocio de barrio y de repente me encontré con el Aleph, un universo que se desbordaba en mis manos, repleto de vivencias inimaginables, personas que han roto la horma, situaciones mágicas difíciles de explicar, tormentas, revelaciones, secretos, amor.

Y en todo este tiempo él, a mi lado, siempre, en cualquier situación. Por la mañana al despertar se levantaba conmigo, desayunaba conmigo, salía a la calle conmigo, subía al autobús conmigo, entregaba papeles conmigo, firmaba acuerdos conmigo…  Lo he visto también acompañando a amigos, en los ojos de quiénes me rodean, en el paso atrás, en la traición, en la huida. Pero no le quise ignorar y he hecho del miedo mi aliado para impulsarme a dar un paso, y otro y otro y otro, en vez de paralizarme me ha vuelto audaz. Mientras escribo esto escucho la voz de Alicia (DPD) llena de proyectos ella también, diciendo  “no hay que tener miedo” aún a sabiendas de que el miedo no se tiene, está. Así que no quedó más remedio que negociar con él, me estoy volviendo una experta en eso.

Para compensar ahí presentes, vosotros, los que leéis esto, los que sé que lo haréis porque estáis, porque os tengo y me tenéis y me dais toda esta fuerza para que continúe adelante, con los que tabico ese miedo y me pongo a resguardo.

Nadie podía aventurar todo lo que emprender este camino supondría y todo el trabajo que habría, hay y habrá detrás. Una aventura que me dio a conocer uno a uno grandes proyectos que se desarrollan en moda sostenible y a los que cada vez se van sumando más fuerzas y que ha desembocado en una asociación (MSMAD) con una labor importantísima: trabajar por una industria textil sostenible y ética. Esto me ha puesto en un camino inesperado, apasionante y lleno de retos.


Y luego los libros, las palabras, la Literatura en la que me apoyo y me alimento para seguir creciendo y que ahora no tengo tiempo para dedicarle y así tengo mi vida intelectual (a no ser por los pocos artículos que araño en el móvil) de capa caída. Pero siempre he pensado que si existe Dios tiene mucho sentido del humor, de ese que te da un poquito por saco y se mueve en la ironía como él mismo y por eso algún karma extraño ha decidido que si yo no voy a la montaña, la montaña viene y de repente me he visto rodeada de libros: pared con pared Libros.com, ayudándome con mi desfile Librería 8 ½ ¡gracias María!, recuperando amistades universitarias como Elena que se ha convertido en una magnífica escritora y, por último, Pilar, editora en Impedimenta y autora de libros magníficos, ella llegó nada más abrir The Circular Project Shop y ya la considero una amiga para toda la vida, fascinante toda ella.

Hoy acompañan este post sus libros, que tengo a medio terminar y poco os puedo contar salvo que están escritos magistralmente: Voces Sabias de Elena García es un compendio de sabiduría en el que tenéis que sumergiros. Las Efímeras de Pilar Adón es su última novela y casualmente también aborda el tema del miedo.

Corona este año un estupendo desfile: Let it Slow! para el que se han movilizado más de cincuenta personas a las que les debo el que esto haya sido posible y en el que todos han dejado un trocito de su corazón. No hay palabras para agradecerlo. O sí, se intentará en breve en el nacimiento de la web The Circular Project.




En este tiempo mucho me han preguntado si recomendaría emprender a los demás. No lo hagáis, corréis el riesgo de que esta decisión os robe el corazón y ya no haya vuelta atrás. Yo también le dí al interruptor de la luz y encendí el Sol.

Algo nos está pasando, desde que la gente está empeñada en quererse amar y poder vivir. 



domingo, 18 de enero de 2015

El año que viviré peligrosamente



El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma. 

Aldous Huxley







Menudo parón bloguero que me he marcado. He dejado este espacio colgado de mis últimas palabras hablando sobre estupidez y otros desmanes humanos, pero mis motivos he tenido y os los voy a contar:

Le he plantado cara al miedo, al propio y al ajeno, al de la familia y al de los amigos, al aprendido y al heredado. Pero sobre todo le planto cara al miedo que me querían imponer socialmente. Me lo voy a jugar todo a una carta: yo misma. Así que queridos lectores, detractores, fans, seguidores, compañeros, amigos, bienvenidos al año que viviré peligrosamente.

Me siento igual que Marisa Monte en esta canción con la que he comenzado hoy, me siento libre como nunca antes lo he sido. Por primera vez en todos estos años siento que estoy construyendo la vida que siempre quise y en la que de repente todas las piezas encajan. A pesar del riesgo y las deudas, a pesar del posible fracaso, a pesar de las renuncias, por primera vez estoy donde quiero estar.

Y por qué os cuento esta experiencia tan personal y privada. 
Principalmente porque me estoy cruzando en este proceso con mucha gente que se encuentra justo en ese punto: entre su zona de confort y ese salto a la otra orilla donde se encuentra lo que busca, y sé de esa zozobra y ese solivianto, sé de las dudas y de la pena que causa sentirse congelado en ese impasse, sé de la soledad.

Hay quién dice que es un salto al vacío, yo no lo creo. El vacío es la nada pero cuando te planteas algo así al otro lado seguramente estés viendo un panorama más motivador y vital que en el que te desenvuelves a diario.
Yo no aconsejaré nunca a nadie que salte, menuda responsabilidad. Solo digo que solo hay una vida y el tiempo es implacable ¡qué sinvivir! Habrá que vivirla para que en nuestro último día podamos coger una copa y decir ¡Ole!


Pero bueno todo este revuelo viene porque me he inventado  The Circular Project Shop  un espacio donde he reunido a otros aventureros idealistas que con sus marcas de moda ética y sostenible aúnan su proyecto personal con un compromiso social, ético y ecológico muy fuerte. 

Ponerlo en marcha está siendo enriquecedor y más fácil de lo que me pudo parecer a priori. Será porque hay un ángel en todo esto, estoy convencida, o será porque durante 60 años fue la mercería del señor Domingo y nos ha pasado el testigo de un recuerdo en el barrio inmejorable. Ese karma se ha dejado notar desde el primer día. Me siento en deuda con él.

The Circular Project Shop  es otra alternativa de consumo que llega a Madrid después de que al cabo de un año de sacar  El Sinvivir  me diera cuenta de que aún no existía aquí algo parecido. Un espacio donde la información que recibe el consumidor del producto que se lleva a casa abarca todos los aspectos, desde la fabricación y procedencia de la materia prima orgánica libre de emisiones contaminantes, hasta quién ha sido quien lo ha hecho y en qué condiciones. No me digáis que no es para emocionarse y empeñarse de por vida y sacarlo adelante. Yo sí lo creo y pensando a ver dentro de un año dónde me encontráis aquí estoy plantándole cara al miedo.

Una apuesta personal importante. 
Un gran salto. Una alegría. 


Pero como leí hace unos días en El cajón de Gatsby voy a hacer que merezca la pena porque no sé vivir de otra manera.

Continuaremos informando.


sábado, 13 de septiembre de 2014

La Estupidez (y III)



No puede ser feliz quien entierra un tesoro
No puede ser feliz quien envenena el agua de su vida
Benjamín Prado




Damas y Caballeros con todos ustedes: El Hombre.





Aquí le tenemos en todo su esplendor, con su gran ego dominando el mundo, arrasándolo quizá, pagado de sí mismo, orgulloso de su poder, engreído, caprichoso e inmoral. Ciego. Para cuando quiera reaccionar a su prepotencia y estupidez ya será tarde, estará sentado sobre un montón de deshechos y escombros fruto de su gran codicia y su egoísmo. Cuando se dé cuenta de que ha ido en contra de sí mismo y se está ahogando en su ambición materialista ya no le quedará a dónde echar mano.



Así que, en esas estamos, dándole vueltas e intentando averiguar si este desmán tiene remedio, si tenemos remedio. Si a pesar de todo y de lo terriblemente potente que es el dinero, que lo emponzoña todo, rompe la belleza, rompe el amor, acaba con el Planeta. Si aun con todo eso, y lo que deslumbra el poseer, podemos reaccionar y dar los pasos hacia un mundo mejor, desembarazarnos de este ensimismamiento que tenemos en el que no vemos más allá de nuestras narices y observarnos parte de un todo.

No sé, no lo tengo yo muy claro. Hay quien afirma que es el mal de nuestro tiempo y que vivimos en un atolondramiento generalizado y que esto va in crescendo. Y quien dice que esto nos viene de largo y que la estupidez es consustancial al hombre  

“La mayoría de hombres son idiotas. Esto también es sabido”                                       San Agustín, Del libre albedrío


Que nos negamos a aceptar la verdad

“Aquel gentilhombre era una de esas inteligencias limitadas, cómodamente instalado entre una inofensiva nulidad todavía capaz de entender y una arrogante estupidez que se niega a aceptar o a conceder nada”    Balzac, Las ilusiones perdidas


Que preferimos no hacer uso de lo que sabemos

“Pueden comprobarlo todos los días: cuando en una cena se reúnen cinco personas inteligentes y un imbécil, la conversación decae indefectiblemente al nivel del imbécil”                                            Jean Amadou, Journal d’un bouffon


Y no contentos con esto nos damos palmaditas en la espalda de lo bien que manejamos la situación

“Quien se siente satisfecho de su pensamiento, en el sentido de que no encuentra en él ningún fallo, es un estúpido, dejémosle tranquilo” Alain, Proppos



Supongo que arrojar un poco de luz sobre el tema y dedicar unos minutos a reflexionar sobre ello puede ser de gran ayuda para frenar el proceso. 


Por eso os recomiendo Manifiesto contra la estupidez de Antonio Real. Un libro de relatos en el que encontraréis diseccionado nuestro mundo con ironía, inteligencia y humor, una mezcla irresistible, y ejemplos de estupidez para dar y tomar, al parecer esto no tiene límites. 


Me quedo con el remedio que nos ofrece ya desde el prólogo para este mal que nos amenaza.


“Entre los fármacos más usados, según los doctores, están la lectura y el sentido del humor. Su administración habitual se ha demostrado eficaz. En lo que no se ponen de acuerdo es en su posología diaria. Pero, como coinciden en que en caso de ingestión masiva el único efecto secundario es la lucidez, recomiendan que se abuse de este medicamento"


Así lo haremos mientras vemos la manera de salir airosos de esta.



domingo, 3 de agosto de 2014

La Estupidez (II)

Estamos especializados en una armoniosa repetición 
del desastre y la estupidez. 
Terenci Moix



Holaaaaa ¿queda alguien por ahí?

Estaréis todos en modo verano dándole al selfie y a la birra y aquí vengo yo con mis disquisiciones. Qué queréis después de un bloqueo considerable y una ligera desconexión intentando poner algo de orden en este universo en expansión que es mi coco, me he puesto a desempolvar este blog y me doy cuenta de cuantísimo tiempo ha pasado desde mi última entrada donde comencé a desarrollar el tema de la estulticia humana que se está cargando el Planeta en un proceso salvaje de producción y consumo inasumible.

Sigamos con otra variante que el tema lo merece.



Hace tiempo que muchos me venís insistiendo para que cuente aquí cómo fue el proceso de mi despido, cómo se fraguó, que cuente cómo a pesar de que se me decía que no había nada que hacer, que la ley no estaba de mi lado y que debía aceptar que las cosas eran así y no podían ser de otro modo yo le hice frente, me rebelé ante esto y tras unos momentos de perplejidad puse la demanda. Que cuente ese juicio demencial en el que vi como la empresa para la que había estado trabajando 14 años mostró su verdadera cara, su hipocresía (decía Moliére que las personas no están jamás tan cerca de la estupidez como cuando se creen sabias, ese día pude corroborarlo) Me piden que cuente cómo llegaron al juzgado investidos de razón convencidos de que nos echaríamos atrás y no entraríamos a juicio, que aceptaríamos sus condiciones, que cuente cómo una vez dentro aportaron unas cifras falsas y contradictorias, que cuente cómo la jueza ante el despropósito de los datos presentados y ante la insensatez mostrada se tapaba la cara de pura vergüenza ajena. Que cuente que todo esto sucedía bajo el amparo de una ley aprobada para revitalizar la economía y favorecernos a todos pero lo que yo vi fue unos juzgados colapsados de gente esperando su turno y a los que se condenaba a la precariedad por el bien de un país. País cada vez más empobrecido. Que cuente cómo se declaró improcedente el despido, que me tuvieron que indemnizar y aun así la empresa no ha quebrado y sigue dando beneficios a los de siempre.

Pero mientras pienso si os cuento o no todo esto y escribo estas letras, las bombas no dan tregua en Gaza sin que los que tienen potestad para pararlo obliguen a un alto el fuego, un avión civil es derribado sobrevolando Ucrania, nuestro país se pone a la cabeza de Europa en pobreza infantil y se hace urgente un Pacto de Estado para protegerla, los ecosistemas de Ibiza, Canarias o Galicia se ven amenazados por prospecciones que los dejarían en pocos años devastados y sin posibilidad de regeneración. Y pienso que a su lado mi historia es baladí, que solo es una anécdota, aunque en todos los casos la estupidez humana está presente y lo grave es que tiene terribles consecuencias.

El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez. Bioy Casares


Estupidez y Codicia de unos pocos que campan a sus anchas y controlan cómo y cuándo debemos respirar pero contra los que cada vez tenemos más defensas en un mundo hiperconexionado e hipercomunicado.

Cómo dice Pablo Blázquez, editor de la estupenda revista Ethic

En el mundo hay 85 tipos que acumulan tanta riqueza como 3.570 millones de personas pobres. Sí, has oído bien: 85 individuos acumulan la misma cantidad de dinero que otros 3.570 millones. Hay datos que te quitan el hipo, que te cruzan la cara, que rebotan en tu cráneo, que se van afilando y al final se te clavan. De nada vale defenderse ante su laxa exactitud, su asexuada objetividad, su frágil envoltorio de neutralidad. …

Cierto, los datos se te clavan dentro y piensas ¿qué somos?


Entonces me acuerdo de Pinker y sus ángeles y me aferro a sus ideas y quiero creerle, quiero creer en su idea de la bondad humana a la que dedicó casi 1000 páginas convencido de que nunca en la Historia el ser humana ha vivido más en armonía y disfrutado de un período más pacífico que el actual. Como es de esperar hace un recorrido histórico para apoyar su idea y nos muestra lo salvajes que hemos sido durante milenios hasta el día de hoy que nos portamos mejor.

Habrá que darle la razón ahora no nos rebanamos el cuello con tanta alegría pero está claro que aún no es suficiente, aún queda mucho camino para que el Hombre deje de ser estúpido y deje de boicotearse así mismo.


Entre tantos tipos de estupidez y violencia una de las peores es la que nos infringimos a nosotros mismos y yo hubo un momento que casi claudiqué. Casi me rindo. 
Pero aquí estoy. 






viernes, 9 de mayo de 2014

La Estupidez (I)


Estamos viviendo en el Planeta como si hubiera algún otro al que ir
Terry Swearinger




He vivido engañada toda mi vida, de muchas maneras, lo curioso es que lo he sabido siempre pero negaba la evidencia y de este modo estaba doblemente engañada. A nadie le gusta quedarse rezagado, no encajar, y yo, como tantos otros, he querido agradar, primero a los que tenía más cerca, después a la sociedad. Durante mucho tiempo me he obcecado en encajar en unos patrones que solo se correspondían con los intereses de otros, que respondían a un engranaje que nada tenía que ver con lo que yo era, que programó mi vida y me decía por dónde tenía que ir, qué tenía que consumir e incluso que debería pensar. Pero la vida no es eso, ojalá lo hubiera sabido antes.

Hoy hace quince días que asistí a las III Jornadas de la Moda Sostenible organizadas por  Slow Fashion Spain  y lo que allí oí y vi me reafirma en estas primeras observaciones de hoy y de qué manera. He tardado quince días en reaccionar, he necesitado tiempo para asimilarlo, todavía estoy en ello.

Una frase me dejó completamente impactada: 
“Lo que anhelamos es intangible y creamos una sociedad basada en lo tangible” 

se lo escuché decir a Ferrán Caudet, fundador de la Red Sostenible y Creativa, convencido defensor de un nuevo paradigma que nos conduzca hacia una sociedad menos enfocada en los resultados y más respetuosa  con su entorno.

¿Sabíais que si redujéramos a un año la existencia planetaria, el hombre habría aparecido en el último segundo del último minuto? ¿Y que en ese segundo le ha dado tiempo a dejar seriamente dañado el planeta en el que vive? ¿que la Naturaleza ya no tiene su capacidad de regeneración por esta brutal avaricia? ¿No es estúpido? Es hora de comenzar a hacernos preguntas dijo Manuel Quirós de Natureinspirius.

La Revolución Industrial trajo un completo cambio en el ritmo de vida de los hombres y puso de manifiesto su enorme avaricia. Había que consumir, y consumir productos que hasta entonces no eran necesarios  que se fabricaban en cadenas de producción salvaje, en jornadas laborales extenuantes ¿Y todo para qué? Para alimentar un sistema que lo último en lo que pensaba era en el hombre y mucho menos en proteger al planeta. 

Tirando piedras a su propio tejado, algo realmente estúpido.

La Industria Textil ha sido, es, una de las de mayor impacto medio ambiental por su alta toxicidad y donde se dan más casos de explotación laboral. Anualmente se producen y consumen cantidades ingentes de ropa fabricada sin los requisitos mínimos y que una vez desechada no se recicla, siendo, de este modo, otro elemento contaminante más.

Difícil, muy difícil, hacer que esto cambie, demasiados intereses creados alrededor de este sistema. Poderoso caballero don dinero. Pero si enfrentarse a ello es complicado la alternativa, como nos dijo Benjamín Itter de Lebenskleidung, es hacer que este modo de hacer las cosas resulte obsoleto. A nadie le gusta dejar de ser “cool”. Por eso comienzan a verse sonadas adhesiones a un modo sostenible y ético de hacer las cosas y ya comienza a oírse hablar de una legislación más restrictiva en esta materia.

Si cada uno individualmente cambia su modo de consumir, de vivir, el movimiento puede ser imparable y podremos empezar a hablar de un gran cambio. Como dijo Jesús Hurtado de SEAIS (Servicio Altruista e Integrativo de Salud):

 “Rompe los límites quien no se los cree”

No os perdáis su iniciativa, por cierto, muy esperanzadora.

Hay quien se ha sorprendido de no ver un post mío dedicado a  Gabriel García Márquez  conociendo de mi admiración por él. Desde su fallecimiento se han escrito muchísimas cosas, muchos elogios, cada uno intentando superar el anterior, casi una batalla a ver quién se había leído más libros suyos. Yo ya conté aquí  lo que supuso para mí descubrir su obra, una experiencia casi epifánica que me transformó como lectora (como a tantos otros) y que me acompañará mientras viva. Si hoy le menciono es porque, titulándose esta entrada como se titula, quiero hacer mención a su gran conocimiento de la esencia humana y por supuesto de lo estúpidos que podemos llegar a ser los hombres antes de dar nuestro brazo a torcer. 

Va por ti, maestro.





Pd. Sí, amenazo con seguir desarrollando la estupidez y sus variantes.

miércoles, 26 de marzo de 2014

El día padre

Tener hijos no le convierte a uno en padre, 
del mismo modo que tener un piano no le vuelve pianista. 

Michael Levine




Este invierno pasado una tarde nos acompañó al parque a Diego y a mí una amiga mía y por allí estuvimos disfrutando de un gustoso solecito y de las correrías del infante entre otros muchos infantes
Lo que más sorprendía a mi amiga (bastante más joven que yo) era la cantidad de padres que esa tarde estaban al cuidado de sus niños y de la atención que les prestaban. Había desde chicos muy jóvenes a los que la paternidad les habría sorprendido entre botellón y botellón hasta treinteañeros y cuarenteañeros ya peinando canas. Me di cuenta de que esa sorpresa no era más que una reacción a lo que fue su propia infancia sin la figura de un padre, algo que curiosamente nos unía a las dos porque yo también crecí sin la figura paterna.

En mi caso nunca eché de menos la presencia de un padre, ni tampoco lo envidiaba dado que los ejemplos más cercanos que tenía de padres no eran demasiado envidiables y las pocas veces que vi al mío por casa fueron bastante desconcertantes.

Pero esta generación de ahora si que me da muchísima envidia y más de una vez me he sorprendido deseando haber vivido esta época y esta educación que tienen ahora la gran mayoría de ellos. Crecí en una época realmente machista, llena de clichés y donde se etiquetaba mucho a la gente, sobre todo a las mujeres, y en la que el hombre dejaba su sello la mayoría de las veces de forma bastante negativa, tenía que dejar claro su posición dominante y mantenía las distancias en temas como la educación de los hijos. Una época en la que la educación imperante alimentaba bien la separación de roles y la posición de la mujer se supeditada al hombre. Claro que con mi madre habían topado.

Hoy me alegro infinito de ver a diario cómo esto está cambiando en los nuevos padres con los que me encuentro. Van dejando atrás tanto estigma de machito, abandonando una educación retrógrada y tomando posiciones en el cuidado de sus vástagos. Hoy ya los puedes ver ocupándose de toda la crianza sin problema y relacionándose de igual a igual con la madre.

Bueno, buenoooo … me dicen por aquí que tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo que no todo el campo es orégano y que tampoco hay que pasarse que sí pero no que queda aún mucho camino… Vale, pero estos padres están a años luz de los que yo conocí y de la casi “no” experiencia propia.


Hace una semana celebramos el Día del padre (los que tuvieran que celebrarlo) y me resulta curioso que esta celebración coincida con el 59 aniversario de la publicación de uno de los mejores libros jamás escrito: 

Pedro Páramo   de  Juan Rulfo  en el  que también se aborda la figura de un padre ausente y terrible. Lo mismo esta fecha se eligió con toda la intención. Tendré que investigar. 

Esta novela sitúo a su autor y a la literatura mexicana como referente cumbre de la literatura en castellano.

Pedro Páramo es una novela no muy extensa que sorprende desde su comienzo y ya te puedes ir riendo tú de la famosa frase de “en ocasiones veo muertos” que popularizo la película del Willis “El sexto sentido” y que tanto juego ha dado. Incluso hasta llegó a parecer novedosa cuando Rulfo ya les había sacado ventaja muchísimos años antes en esta novela ambigua con toques góticos que obliga al lector a ir recopilando todas sus claves interpretativas para construir su trama y cuyos personajes, mucho tiempo después de terminar su lectura, aún me interpelan.

Se inicia la novela con la llegada a Comala de Juan Preciado en busca de su padre Pedro Páramo :

“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera”


A partir de este momento nos adentramos en una historia donde lo real y lo irreal caminan de la mano y estará en nuestras manos emplear todos nuestros sentidos para ir separan planos o irlos enlazando, nunca se sabe. Escrita en el presente resultará una historia del pasado con presente inmediatez.


Nunca subestiméis la capacidad de un niño para entender y analizar lo que sucede a su alrededor. Os lo digo yo que algún día fui niña.



domingo, 16 de marzo de 2014

Lo de más

Intentando atrapar las palabras que digan lo de más. 
Silvio Rodríguez



Lo de menos son todos los secretos
que intuyo, huelo, toco
y siempre te respeto.
Lo de menos es que jamás me sobres,
que tu amor me enriquezca
haciéndome más pobre.
Lo de menos es que tus sentimientos
no marchen en horario
con mi renacimiento.
Lo de menos es larga soledad,
lo de menos es cuánto corazón.

Lo que menos importa es mi razón,
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.


Amoroso, de forma que no mancha,
en verso y melodía
recurro a la revancha.
Mi despecho te besará la vida
allá donde más sola
o donde más querida.
Donde quiera que saltes o que gires
habrá un segundo mío
para que no suspires.
Es la prenda de larga soledad,
es la prenda de cuánto corazón.

Lo que menos importa es mi razón,
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.

Pajarillo, delfín de mis dos rosas,
espántame los golpes
y no la mariposa.
Ejercita tu danza en mi cintura
aroma incomparable,
oh, pan de mi locura.
Con tu cuerpo vestido de mis manos
haré una nueva infancia,
al borde del océano.
Desde el mar te lo cuento en soledad,
desde el mar te lo lanza un corazón.

Lo que menos importa es mi razón,
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.


Y después de un año de blog ¿qué?

Pues tomaré prestadas las palabras de   Silvio Rodríguez,   un maestro en esto de escribir que sabe cuando se llega al umbral del silencio, de la soledad, y cuando las palabras se escapan o se vuelven inútiles.




Maravillosa canción esta, dylaniana diría yo, que captura con apenas unos trazos la magia de la escritura, del amor, del misterio y también de toda esa impotencia que se siente cuando lo expresado no acaba de encajar con lo sentido, cuando lo visible es la punta del iceberg y cuando la respuesta no es la esperada. Perfecta composición que da cuenta de su maestría y lucidez.

Así es, tras este tiempo, me percato de todo lo que me queda por escribir y por dar forma, de todo lo que me queda por contar sin saber muy bien si debo o si sabré. Me sitúo de este modo en las lindes de la página en blanco y pidiéndole al pajarillo que me espante los golpes pero no las mariposas. Qué locura.



Y esto me ha hecho acordarme de uno de los pocos ensayos que me he leído en mi vida con fruición y totalmente cautivada

El laberinto de la soledad de   Octavio Paz,  un estudio donde se disecciona al mexicano, su historia y su personalidad y que, como todo lo local, al final termina siendo universal. Un libro que no solo resulta atractivo por el fino análisis con el que se trata el tema sino por el deleite que supone leer a su autor.


En su Apéndice final bajo el título La Dialéctica de la soledad cuestiona las barreras que nos imponemos a nosotros mismos o que simplemente nos son dadas y como nuestra capacidad de elección, nuestra libertad, espera ahogada en un mar de convenciones sociales que nos aíslan y empobrecen. Ahí, detrás, agazapadas, estarían las palabras que dirán lo de más… y en esas estamos.